Saturday, February 25, 2006

La infidelidad

El lirismo de lo prohibido

El amor prohibido suele fascinar. “El adulterio -afirma el suizo Denis de Rougemont, en ‘Amor y Occidente’- parecería una de las ocupaciones más destacables a que se entregan los occidentales. Se podrían inventariar, en un abrir y cerrar de ojos, la lista de las novelas que no hacen ninguna alusión al adulterio; y el éxito que merecen las demás, las complacencias que despiertan, la misma pasión que se pone en condenarlas, todo esto nos ilustra suficientemente sobre lo que piensan las parejas bajo un régimen que ha hecho del matrimonio un deber y una comodidad. Sin adulterio ¿qué sería de todas nuestras literaturas?.”

El amor pacífico, la paz fecunda de los matrimonios, la fidelidad, no tienen historia propia. Sólo el amor prohibido, la pasión fatal y escondida, la historia amenazada y condenada atrae a todos, subyuga. ¿Acaso se trate del fastidio por todo lo mecánico, que busca allí su escape? Todo -asegura Rougemont- en nosotros y alrededor de nosotros glorifica hasta tal punto la pasión que hemos llegado a ver en ella una promesa de vida más viva, un poder que transfigura, algo que estaría más allá de la felicidad y del sufrimiento, una beatitud ardiente”.

Si bien algunas infidelidades no pasan de ser secretas aventuras livianas y pasajeras, en general detrás del adulterio se esconde el drama, la atmósfera apasionada y trágica. Y, aunque las costumbres no públicas han transformado la infidelidad en un hecho común y casi vulgar, hay siempre en el tema algo triste y sufriente; a pesar de que haya adquirido un aire comercial, de picaresca, de ironía y farsa, los implicados siempre bordean la confusión y la ruptura, los celos y el despecho, la venganza y la neurosis.

Tarde o temprano los que viven historia paralelas, infidelidades, aventuras amorosas, adulterios, tienen que reflexionar acerca del motivo de su comportamiento y buscar, a veces fácilmente, otras con desesperación, justificaciones para sus actos, motivos para el engaño. Pues -obviamente- la infidelidad es casi siempre secreta, oculta. Casi sin querer, la persona que engaña a otra a menudo se está engañando a sí misma.

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