Saturday, February 25, 2006

Culpas, engaños y justificaciones.

Para muchas personas el amor transforma a la infidelidad en algo de lo cual no se puede hacer responsable. El remordimiento culpable -sobre todo centrado en el sexo- impide hablar sinceramente. Otras veces se considera que por tratarse “tan solo de un amorío pasajero” no requiere mentiras y engaños, puesto que no tiene “importancia suficiente”. Ciertamente que esto lleva muchas veces a cuidar que la infidelidad sea “realmente” pasajera, ya que cuando una aventura deja de ser liviana y secreta, deja también de ser una vía de escape alegre y despreocupada.

El “no significa nada” a veces puede ser una gran mentira a sí mismo. “Para justificar el engaño y el temor -según Lake y Hills- que emanan de una aventura intensamente importante, unas relaciones que en otras circunstancias hubiesen sido la entrada a una clase de vida distinta, las personas se dicen a sí mismas que después de todo, el asunto nada significaba, lo que en realidad supone que la aventura no cuajó del todo, aunque pudo hacerlo y poco faltó.

El engaño también se escuda , con frecuencia, en el principio de “no ocasionar dolor”; lo que es, en casi todos los casos, una forma más o menos sutil de evitar enfrentarse con la realidad. Creyendo que se protege a la pareja o al otro, la persona también se protege a sí misma. Este pretexto, además de quitarle a la contraparte la posibilidad de decidir por sí misma, a veces encierra la necesidad de vivir un secreto culpable y experimentar el rigor de los remordimientos de conciencia, como forma de expiación. También se teme a la venganza; a que el esposo o la esposa hagan lo mismo. A veces el engaño se justifica en el hecho, bastante común, de que la pareja ha manifestado claramente que prefería ignorarlo, algo que surge con frecuencia entre cónyuges que se marginan sexualmente, o donde hay cualquier tipo de desacuerdo en aspectos claves del matrimonio -intereses, sexo, ideales, etc.- Tácitamente se autoriza así a que el otro busque la complementación en otra parte, pero sin cuestionar por ello toda la estructura puesta en común.

La mentira se abriga en matrimonios que temen enfrentarse a la prueba del verdadero diálogo y la comunicación sin reservas.

También la mentira anida en la falta de reconocimiento de las diferencias del otro, de su individualidad, de su extrañez y estilo propio. Acaso ¿tratar de eliminar la individualidad de otro ser no es también ser infiel?

2 comments:

Anonymous said...

marino...que bien tratado el tema en tu post...uno de tus mejores

Marino Bonilla said...

Gracias por el comentario! Espero mantener ese tratamiento en todos.