Friday, November 24, 2006

LA FÁBULA DEL PENDEJO.

Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el pendejo del pueblo, un pobre infeliz, de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados y limosnas.

Diariamente algunos hombres llamaban al pendejo al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 400 reales y otra de menor tamaño, pero de 2000 reales.
Él siempre cogía la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, le llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y este le respondió: Lo sé, no soy tan pendejo Ella vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguito acaba y no voy a ganar más mi moneda.

Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:
La primera: Quien parece pendejo, no siempre lo es.
La segunda: ¿Cuáles eran los verdaderos pendejo de la historia?
La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos.

Pero la conclusión más interesante es:
Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros mismos.
Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo.

"El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser pendejo
delante de un pendejo que aparenta ser inteligente"

Sunday, November 05, 2006

El vehículo de moda

El 4x4 ha evolucionado de vehículo militar a símbolo de estatus. La mayor parte de los clientes valoran la superioridad visual que aporta la altura del vehículo o mejor como decimos acá en RD, la "jeepeta". De los 10 modelos más vendidos, sólo la mitad ofrecen verdadera capacidad de todoterreno. Los vehículos de lujo podrían formar un segmento propio. Algunos son 4x4 de verdad y otros, no.

La mayor parte de los propietarios de las jeepetas valora el servicio que les presta y las cualidades que les ofrece en comparación con otros vehículos. En el caso de los modelos de lujo, uno de estos atributos extra es actualmente el caché o la apariencia de "superior" que estas puedan brindarles.

No hace mucho, cuando el lanzamiento del Audi Q7 era una promesa sabiamente demorada en virtud de una magistral campaña de marketing, un empresario se mostraba dispuesto a cambiar a pelo su pulcro A8, una berlina comodísima y de excelente comportamiento, por el imponente todocamino de la marca alemana.

A la pregunta de si pensaba meter por el campo su futura adquisición, respondió sin dudar que ni por asomo. Pensaba darle el mismo uso que al A8 al tiempo que se aprovecharía de su superior altura, espacio interior, comodidad de acceso y capacidad de carga. Lo tenía claro, ¿no?

Vértigo
Para los que eligen comprar una "jeepeta" uno de los argumentos que frecuentemente se esgrimen es la altura, por la sensación de dominio visual, de seguridad, y por supuesto, no estaría de más decir por el efecto "intimidatorio" que provocan en los demás, muy común en nuestros apreciados jeepetuses dominicanos. Es como te dijesen, o te quitas o te quito.

Por supuesto, no se puede dejar de mencionar lo agradable que resulta conducir un vehículo a una altura superior a los demás, sobre todo de los turismos.

Seguridad
En cuanto a la sensación de seguridad, las apariencias engañan. En términos pasivos podríamos decir que son equivalentes, muchos de los aditamentos tecnológicos que encontramos en los grandes turismos de lujo, por igual los encontramos en las "jeepetas", pero cuando se trata de prevenir un accidente el todoterreno está en inferioridad de condiciones por su centro de gravedad elevado y la inercia que impone su superior peso. Eso por no hablar de la seguridad de quien recibe el impacto de dos toneladas (pongamos por caso) lanzadas al galope.

Al ponerse al volante de un vehículo de esta masa, no todos los conductores son conscientes de las distancias de frenado que necesita. En ocasiones, desconocen si el vehículo que conducen dispone de tracción permanente a las cuatro ruedas o si ésta es conectable. En este último caso, se precisa saber si el motor transmite la fuerza a las ruedas delanteras o a las traseras para predecir las reacciones del automóvil.
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Caso dominicano.

Por supuesto que nosotros no nos quedamos fuera, esta es una corriente de la cual nos podemos dar el lujo de escapar. Vivimos en una tierra de contrastes, donde lo que importa es la imagen por encima de la prioridades reales. Dicho esto no es raro ver a un elemento aspirar poseer el juguete en cuestión.

El aumento del número de vehículos de este tipo en nuestros país se dice que se debe a varias razones; una es la que ya conocemos, el mercado de los SUV aumenta y todos los fabricantes vuelcan esfuerzos en introcir al mercado nuevos modelos de SUV, en caso de que no dispongan de ellos en catálogo; dos, pues precisamente por los puntos arriba expuestos, sensaciones, etc; y tres, jejeje, el primer argumento que se utiliza de manera local es que el estado crítico en que se encuentran nuestras calles no nos permite otro tipo de vehículo que no sea una jeepeta, vivimos en una jungla de cemento, tierra y asfalto.


Desde mi punto de vista, las resumiría en estas dos: la fiebre que existe en el mercado y el símbolo de estatus que representan para quien las adquiere. No se produce la misma sensación ver a Don Fulano llegar en una jeepeta que a Don Mengano que llega en un Corolla. Como dije antes vivimos de la apariencia y que mejor elemento que este.

Escribo todo lo anterior a raíz de un problema que tuve la semana pasada. Un jeepetú de esos con los que convivimos a diario en nuestras calles. Preferí borrar el numero de la placa de la jeepeta para evitar persecusiones futuras, ya saben ustedes vivimos en una sociedad donde se le hace el culto al miedo. Si se me ocurre preguntar de quien es la jeepeta posiblemnte sea la última pregunta que haga...quien sabe!. Ya describí arriba cómo se comporta el que anda en jeepeta, por lo que no voy a entrar en detalles con este elemento. El chofer supo muy bien la fechoría que cometió y lo primero que se me ocurrió fue tomarle fotos a la jeepeta y cuando llegué a su cara, pues simplemnente la volteó.

Las calles están llenas de irresponsables como estos, a los que AMET se hace de la vista gorda, a los que las patrullas nunca paran y registran. Claro!! en la jeepeta va un jefe y no se le debe molestar.